“Un huerto en la
escuela”
El huerto escolar puede
dejar de ser un sueño y convertirse en una atractiva actividad para nuestro
grupo de alumnos y alumnas de Educación Infantil. Este proyecto, uno más entre los posibles,
trata de convertir el espacio exterior al aula en un espacio igualmente
educativo. Proporcionará una serie de
experiencias que no están sujetas al rigor de la producción sino al mero
disfrute del cuidado y que tendrán un
efecto propedéutico ante el respeto a la vida (en este caso nuestras
plantas).
Nuestro
proyecto de huerto está sustentado por el deseo de ir creando pequeñas
responsabilidades que, con un sentido lúdico, supongan una alternativa para el
tiempo de ocio que representa el recreo.
Una vez que se ha creado el espacio en colaboración con las familias: cercado,
preparación de la tierra en cuanto a abonado y arado, nos disponemos a realizar
nuestra primera siembra. En clase hemos
observado previamente las matas de algunas plantas de temporada: tomateras,
matas de pimiento, berenjena, pepino, melón, sandía…, un pequeño número de cada
una de ellas. Las hemos relacionado con
la imagen del fruto que vamos a obtener al final del proceso. Hacemos preguntas sobre las mismas, las
describimos y buscamos parecido entre unas y otras, identificamos también sus
partes.
La siguiente
fase es la de siembra. Esta fase la
vamos a realizar por parejas. Intentamos
que exista una colaboración en esta tarea.
Combinamos sujetar la planta con enterrar las raíces. Todo se va realizando en orden poniendo
especial atención en aprender a caminar entre las hileras sin pisar las plantas
que ya están sembradas. Esto será muy
útil en la fase de riego. Las plantas
pertenecen a todos los niños y niñas, no hay propiedad individual sobre las
matas. Nos parece interesante el trabajo
en equipo, existen otras situaciones que dan oportunidad al desarrollo del
trabajo individual.
De aquí en
adelante habrá dos tareas fundamentales: regar y quitar las hierbas que vayan
saliendo. Lo vamos a hacer durante los
recreos con la asistencia de un adulto o
la colaboración de alguno de los alumnos/as de Primaria. Incorporamos alumnado de Primaria que está
asistiendo al aula de compensatoria o tiene problemas de integración.
Periódicamente
salimos para observar y tomar conciencia del crecimiento de nuestras matas, en
ocasiones aprovechamos los desplazamientos por el recinto del colegio para
llamar la atención sobre los cambios que se van produciendo.
Poco a poco
nos acercamos al verano. El calor hace
necesario intensificar el riego en cantidad y frecuencia. Las vacaciones obligarán a un paréntesis en
nuestro trabajo. Es el momento de
instalar un sencillo sistema de riego.
Sólo hemos precisado de un temporizador, unos metros de manga de riego y
unos goteros. El montaje no resulta
complicado y resuelve el problema garantizando la supervivencia hasta el mes de
septiembre en que regresaremos.
Los resultados
son pequeñas cosechas de productos “ecológicos” que se obtendrán sin demasiado
esfuerzo. Puede resultar beneficiosa la
colaboración de algún abuelo con tiempo y afición por el huerto para llegar a
mejores resultados.
El
acercamiento a experiencias de este tipo puede ser infinitamente positivo para
una mejor comprensión del mundo que nos rodea.
JORGE SÁNCHEZ DE PUERTA REY.
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