0S OFREZCO ESTE ARTÍCULO QUE ESCRIBÍ ALGUNOS CURSOS ATRÁS COMO MUESTRA DE PENSAMIENTO. SE TRATA DE UN PASO PARA ENSEÑAR A CONSERVAR LO QUE NOS QUEDA DE UN MUNDO MARAVILLOSO.
La escuela infantil:
nuevas cuestiones con nuevos recursos.
Un
día tras otro nos levantamos, con más o menos ilusión, para afrontar lo
cotidiano. Resultaría imposible hacerlo
si conociésemos de antemano lo que va a ocurrir. En cierta forma lo tenemos previsto pero sin
ninguna certeza. Afortunadamente la
realidad es cambiante, distinta cada día.
Por consecuencia vivimos una sociedad con nuevos tintes, llena de
matices o aspectos que no podemos ignorar.
Cambiamos nuestros hábitos, seguimos las modas, modificamos toda una
manera de pensar para “no morir”.
¿Y
nuestra escuela?. Defendemos una escuela
ilimitada, libre de ataduras, dispuesta a la total transformación. Sería absurdo volverse de espaldas. Hay que aliarse con la continua búsqueda, con
una constante adaptación, con un explorar lo circundante para incorporar
cualquier rasgo nuevo, cualquier gesto.
Los
problemas ambientales comienzan a ser una cuestión tenida en cuenta por un gran
sector de la población. Se nos informa
sobre los riesgos (de consecuencias irreversibles) a la vez que se nos invita a
cooperar en el sostenimiento del equilibrio.
Nuestro mundo ha dejado de responder al concepto que pudo establecerse
dos generaciones atrás. Vivimos en un
planeta frágil, necesitado de cuidados, indefenso.
Las
nuevas generaciones precisan una formación que de respuesta a esta
situación. Estamos hablando de la
supervivencia del planeta, de la posibilidad de “futuro”. Este vino nuevo de la protección del entorno debe ser depositado en los nuevos
odres. Nuestros niños y niñas, de la
escuela infantil, han de comenzar a comprender cómo pueden ayudar a lograr el
objetivo del mantenimiento y protección de este gran hogar común: nuestro
planeta.
Hemos
optado, todo el centro, por encarar esta nueva cuestión mediante la
transformación en una ecoescuela.
Convertirse en ecoescuela no es otra cosa que mirarse
interiormente para comprobar que debemos modificar algunas cosas.
En
un primer momento se trata de presentar este deseo de cambio a toda la
comunidad educativa. Explicar lo que
pretendemos será la mejor manera de comprometer a todas las partes
implicadas. Naturalmente los niños y
niñas no comienzan aún a tener protagonismo.
Posteriormente
constituiremos un comité encargado de tomar decisiones, de buscar soluciones,
de trazar caminos... Este no es otro que
el Comité Ambiental de nuestra escuela.
En él podemos estar todos/as: profesorado, personal de servicios,
padres/madres, ayuntamiento, asociaciones...
Analizaremos
nuestra realidad mediante una auditoría ambiental. Así establecemos el lugar en el que nos
encontramos, aclaramos cuales son las cuestiones más preocupantes y
establecemos el perfil de nuestra escuela.
Toca
ahora determinar aquellos aspectos que deseamos desarrollar en nuestros niños y
niñas: conceptos, hábitos,
procedimientos... Esto se logra mediante
un código de conducta. En este código vamos a expresar como debemos
comportarnos para cooperar en esa gran tarea de conservar nuestro entorno.
Una
vez logrados todos estos pasos es momento de trazar un plan de acción. No es otra
cosa que materializar todo lo anterior.
Vamos a ponernos en marcha para hacer de una forma distinta, no
necesariamente extraña o complicada.
Creo
que no se puede explicar con menos palabras sin ser algo simple de
explicar. Hace unos días finalizábamos
nuestras Jornadas sobre Ecoescuelas.
Llevamos con nosotros algunas muestras del trabajo realizado para
compartirlas con el resto de los centros representados. Una compañera se asomó al salón del CEP, y
observando parte de la muestra, me comentó:
“Esto de las ecoescuelas es trabajar con material de desecho ¿no?”.
Tampoco
podemos simplificar tanto. Nuestra
ecoescuela ha cobrado vida “del pico” de Purita (la cigüeña mascota del
proyecto). Una poesía ha sido el medio
de transmitir, para hacer propio, nuestro código de conducta. Dependiendo del interés de la tutora, Purita
ha estado en las conversaciones, en los nuevos hábitos y en la nueva visión que
se ha logrado plantear de lo diario.
Paco (tres años) sale alborotado del servicio llamando mi atención “porque el grifo está abierto”. Piensa que Purita se va a enfadar porque
estamos tirando el agua. Despierta mi
sonrisa y me da nueva esperanza.
Pero
no nos podemos llenar de satisfacción
pensando que todo está logrado.
Nuestros alumnos/as saldrán del mundo de Purita a las dos de la
tarde. Volverán a sus casas, entrarán en
esa especie de esquizofrenia que ofrece el hogar.
Se
nos ocurre que hay que implicar a la familia.
Primero les mandamos una nota explicando que vamos a llevar un proyecto
ambiental. Después le mandamos otra más
recordándoles que “estamos cansados de ver colillas por el patio” y de paso le
damos una ficha que su hijo o hija coloreará con un símbolo de “prohibido
fumar”. Esta ficha la colgarán en su
cuarto y respetaremos este espacio.
Otro
día vamos a mandarles una nueva ficha con una nota. En esta ficha está Purita con el código de
conducta. Purita ha llegado a casa y
viene a intentar quedarse. Para que se
quede... tendrán que intentar cambiar algunas cosas.
Llegarán
bastantes fichas, no excesivas, sobre uso del agua, de la energía, pilas,
separación de residuos, ... De cada tema
hemos elaborado una por nivel (3,4 y 5 años).
Vamos retomando curso tras curso, profundizando, tratando de comprometer
un poco más. Todas estas fichas las
hacemos mediante ordenador. Con imágenes
prediseñadas, intentando hacerlas más atractivas. Se hacen sobre papel reciclado para tratar de
acostumbrar a una nueva estética del papel que permitirá salvar árboles.
También
mediante ordenador haremos pictogramas en los que recordamos que debemos cerrar
el grifo tras su uso, o apagar la luz cuando no sea necesaria. Estos pictogramas estarán colocados en muchos
sitios de nuestra escuela (sirven para todos/as, grandes y pequeños).
Quizá
guiados por el ayuntamiento nos pareció que el tema más preocupante era la
separación de residuos. Desde hace años
existen, en Fuente Palmera, contenedores para la recogida selectiva de basura. Aún así, parece ser, que la separación no es
una práctica frecuente.
Aprovechando
los excelentes resultados de un material, bits de inteligencia, decidimos crear
unos bits o imágenes para presentarles donde debíamos tirar cada cosa.
Glenn Doman y Los Institutos para el Desarrollo del Potencial Humano
han desarrollado un material de uso familiar que da excelentes resultados en el
medio escolar, más concretamente en la
educación infantil.
Su origen está en la importancia de
la estimulación audiovisual para el desarrollo neurológico y presentan cierta
analogía con los bits de información del ordenador. La curiosidad de los niños y niñas de estas
edades junto con el instinto de conservación darán fundamento a este
método. A esto se une la portentosa
capacidad que muestran los niños y niñas que es mayor cuanto más “joven” sea el
individuo.
Pretendemos con ellos crear una base
de datos en la memoria, desarrollar el cerebro mediante su uso, desarrollar de
igual modo la inteligencia y hacer que los niños y niñas se preparen para la
separación de residuos sólidos.
Los bits de inteligencia no son otra
cosa que estímulos, en este caso visuales, aunque podrían ser de cualquier otro
tipo. Son, en nuestro caso, imágenes de
residuos que pueden ver en sus hogares.
Hemos procurado que el estímulo sea nuevo para él/ella, que aparezca
suelto (sin distractores), que sea intenso (tamaño, luz, distancia y calidad),
en un soporte estable (inmóvil por un instante), con la calidad de impresión
posible, preciso y con denominación exacta.
Estos bits tendrían cuatro categorías,
entendiendo por categorías clases que se refieren a un interés concreto. Las cuatro categorías se corresponden con los
cuatro contenedores más frecuentes: papel y cartón, vidrio, materia orgánica e
inorgánica. Cada categoría tendrá
alrededor de 10 bits. Hemos procurado
dar refuerzo a las imágenes con un fondo de color que se corresponda con el del
contenedor en que debe ser vertido el residuo.
Por ejemplo “huesos de pollo” sobre un fondo de color “gris”.
El método que emplearemos es muy
sencillo. Como objetivo nos proponemos
que se reconozcan los residuos a través de las imágenes que presentamos. La forma de presentarlos será la siguiente: 5
bits en cinco segundos 3 veces al día durante una semana. Podemos presentar paulatinamente varias categorías
de modo simultáneo.
Conviene empezar con este trabajo a
los tres años de edad. Recordemos que,
como explicábamos al comienzo, hay mejores resultados cuanto más jóvenes son
los niños/as que trabajan este método.
Nuestros bits comprenderán los
siguientes elementos:
Envases e inertes:
1.
Contenedor amarillo.
2.
Botella de plástico.
3.
Brik de leche.
4.
Brik de zumo.
5.
Lata.
6.
Porcelana.
7.
Bombillas.
8.
Bolsas de plástico.
9.
Papel de aluminio.
10.
Juguetes de plástico.
Materia orgánica:
1.
Contenedor verde.
2.
Restos de bocadillo.
3.
Cáscaras de fruta.
4.
Restos de carne.
5.
Restos de pescado.
6.
Pan.
7.
Papel mojado.
8.
Pañales.
9.
Barridos de casa.
10.
Restos de jardinería.
Papel y cartón:
1.
Contenedor azul.
2.
Recortes de clase.
3.
Hojas inservibles.
4.
Caja de cartón.
5.
Periódicos.
6.
Revistas.
7.
Libros viejos.
8.
Carteles.
9.
Folletos de propaganda.
10.
Correo leído.
Vidrio:
1.
Contenedor de vidrio.
2.
Trozos de cristal.
3.
Platos de cristal.
4.
Tarros de cocina.
5.
Botes de verdura o legumbres.
6.
Bote de jarabe.
7.
Trozos de cristal.
8.
Tarros de cosmética.
9.
Botes de colonia.
10.
Florero.
Hemos seguido los siguientes
pasos:
·
Seleccionar el tema de las fotografías.
·
Realizar las fotos.
·
Repetir aquellas que no alcanzaban un mínimo de calidad.
·
Escanear las fotos pasándolas a Word.
·
Recortado y ampliación a tamaño folio.
·
Entrega de discos a la imprenta para su impresión en tamaño aproximado
de 30 x 30 cms.
Tenemos que advertir que el
coste de la impresión puede resultar caro.
Esto puede ser remediado mediante
la impresión de las imágenes en la impresora del colegio (con peor calidad) y
pegarlas después sobre cartulina gruesa de color blanco.
El coste de cada imagen
puede rondar, sólo en impresión, las cuatrocientas pesetas.
Las experiencias con
trescientos bits aportados por la editorial del método que llevamos en nuestro
Centro han sido sorprendentes. Los niños/as
de tres años se transforman en pequeños entendidos que conocen obras de arte,
sus autores, arquitectura, elementos del paisaje, escritores, animales, ... Todo
esto con un coste de tiempo muy pequeño.
No se trata de hacer en lugar de, sino además de.
Resulta cierto que una
imagen vale más que mil palabras. La
motivación es muy superior a la mostrada en cualquier otra actividad y se
desarrollan multitud de aspectos como la percepción, la memoria visual, el
lenguaje, la asociación, la clasificación...
Me parece de unas posibilidades increibles.
Seguramente todos hemos
asistido a una conversación entre una persona mayor y un niño/a. En esta conversación la persona mayor bromea
tratando de confundir o haciendo uso de una fantasía que los “niños
y niñas de hoy” tienen totalmente superada. El niño/a, cortesmente, sigue la corriente
con un seguro pensamiento: “soy un
niño/a no soy estúpido/a”. Los niños y
niñas adoran el dibujo cuando representa la fantasía: un cuento, una película de dibujos, ... Cuando se trata de “conocer” se sienten
atraídos por la realidad. No desean ver
un dibujo “muy mono” de un elefante. Lo
verdaderamente fantástico es un elefante de verdad. Una vez que conoce su imagen le podemos
facilitar unos cuantos datos sobre este coloso.
Entonces ya no es únicamente un trabajo con bits, ahora estamos hablando
de “programas de inteligencia”.
Seguimos profundizando y se
nos ocurre que podemos emplear esta idea con un coste mucho menor. Para ello utilizamos una herramienta que en
ocasiones, cuando se la nombra, sigue poniendo “los pelos de punta”: el
ordenador.
Si ya eres consciente de la
futura o presente utilización del ordenador dentro del aula, queremos ofrecerte
una idea para que la lleves a cabo. Se
trata de hacer presentaciones a tus niños y niñas de la escuela combinando
imágenes, pasos espectaculares en el cambio de una a otra, acompañado de
música, con una iniciación lectora desde los tres años... donde el usuario del
ordenador es el propio niño/a.
JORGE SÁNCHEZ DE PUERTA REY.
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